Historia...
- npmorales
- 29 nov 2015
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Las hormigas culonas, llamadas así por su abultado vientre lleno de huevos, pertenecen al género de las hormigas arrieras o cortadoras de hojas, Atta laevigata. Aunque este tipo de fauna silvestre es común en lugares como los Llanos Orientales y otras regiones latinoamericanas, desde hace cinco siglos se comen en Colombia, siendo la cocina del departamento de Santander la fábrica oficial de culonas.
El hábito de comer hormigas se remonta hace más de 500 años, a una tradición ancestral de nuestros antepasados, los Guane, quienes encontraron en las arrieras de la región un rico alimento. Esta tradición fue adoptada por los campesinos del departamento, que capturan en la boca del hormiguero, el mayor número posible de hormigas reinas o “culonas” que emergen en un vuelo nupcial, con la intención de aparearse en el aire. Luego son transportadas vivas para que no se agrien, se les quitan las alas, las patas y las tenazas y son tostadas a fuego lento en recipientes de barro, tal y como lo hacían los indígenas de la región.
El placer de comer hormigas culonas. [video] Recuperado de http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/gente/video/el-placer-de-comer-hormigas-culonas/15868778
Aunque las hormigas culonas se consideran patrimonio de todos los santandereanos, solo se reproducen en El Socorro, Barichara, Chima, Galán, Guane, La Fuente, La Mesa de los Santos, Oiba, Páramo, San Gil, Simacota, Suaita, Zapatoca, Guadalupe y zonas aledañas; en Bucaramanga, Girón, Floridablanca y Lebrija hasta hace unos 10 años todavía se encontraban hormigas, ahora los peladeros están llenos de concreto gracias a los urbanizadores que acabaron con el oficio que los Santandereanos de las zonas rurales llevan en el alma.
El oficio de recolectar la hormiga culona, su venta y consumo es hoy una tradición valorada y conservada en Santander, y es parte importante de la identidad gastronómica y cultural de la región.
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